Calle, unidad, arte y activismo, la única alternativa para recuperar Barcelona
Santiago Córdoba Wolf Licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, con un diplomado en Escritura Creativa por la Universidad Internacional de Valencia, actualmente cursa el máster en Historia del Mundo en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Su experiencia en Barcelona —ciudad en la que reside desde hace tres años— le ha permitido enfrentar la realidad de una manera más cruda y honesta, revelando aspectos cotidianos que, bajo el filtro del privilegio, suelen pasarse por alto en sectores privilegiados. Nieto de exiliados republicanos, ha asumido como un deber personal la lucha por la justicia, la reparación histórica y la equidad. En una urbe moldeada por el capital extranjero y los privilegios privados, las calles y las protestas vecinales se han convertido en su principal fuente de aprendizaje para comprender la importancia de sumarse a la colectividad en su cruzada por una sociedad mejor conformada. A través de artículos, así como mediante obras de arte y manifestaciones ciudadanas, Córdoba Wolf se posiciona activamente, hombro a hombro con otros, en la lucha por la igualdad y la justicia social.
Al paso de tres años, he presenciado la rápida e intensa metamorfosis en la que está sumergida la capital cata-lana, Barcelona.1
Una metrópoli que está perdiendo diariamente y a pasos agi-gantados su esencia, su perfume. La que alguna vez fuera un bastión de actividades anarquistas, socialistas, comunistas y un símbolo de la lu-cha contra el fascismo y las injusticias hoy se alza como la viva imagen de todo aquello con lo que, alguna vez, juró acabar. El turismo masivo como único modelo económico, la gen-trificación, los desahucios, la venta de inmuebles públicos al sector privado, las políticas de guerra y las promesas a medias tintas han hecho de Barcelona un paraíso para el turista millonario y un agobio lacerante para el local. De manera sigilosa, la lengua catalana se ha transmutado al inglés en barrios que antes eran populares. Negocios familiares o centros comunitarios se han ido desvaneciendo para darles paso a multinacionales como Starbucks, McDonald’s, Honest Greens, Burger King y cualquier otro monopolio devorador de cultura e identidad. Esa Barcelona que tanto impactó a Orwell en aquel 1936 (se-gún lo registró en Homenaje a Cataluña)2 se encuentra en perpetua agonía. Sin embargo, así como el escritor inglés narró con asombro que en la ciudad condal “se respiraba una sensación de esperanza
1 Quisiera agradecer la inmensa labor que hacen en esta ciudad: Arran, Futuro Vegetal, el Sindicato de alquiler, el Sindicato de vivienda, End Fossil Occupy Barcelona, el Comité estudiantil de solidaridad con el pueblo palestino, Prou Complicitat amb Israel, la resistencia okupa Ca la Trava, Fridays for future Barcelona y toda la gente que realmente combate todos los días contra las injusticias personales, generales y públicas, sin importar la adversidad. Sin su voz, nada de esta lucha sería posible. Gracias, es un honor.
2 George Orwell, Homenaje a Cataluña. Como único modelo económico, la gentrificación, los desahucios, la venta de inmuebles públicos al sector privado, las políticas de guerra y las promesas a medias tintas han hecho de Barcelona un paraíso para el turista millonario y un agobio lacerante para el local
Como único modelo económico, la gentrificación, los desahucios, la venta de inmuebles públicos al sector privado, las políticas de guerra y las promesas a medias tintas han hecho de Barcelona un paraíso para el turista millonario y un agobio lacerante para el local

y de propósito común”, hoy esa ilusión aún vive, late lentamente y se niega a morir.Un espíritu representado principalmente en rostros jóvenes (fig. 1). Una sangre de zagal que carga en los pulmones un grito fuerte, largo, unísono y sonoro. Un rugido atemporal que marcó y seguirá marcando a todos los que luchan por un mundo valiente, igualitario, feminista y anticapitalista: ¡no pasarán!Con esa osadía colectiva, han sido ellas y ellos quienes, al pie del cañón, han defendido a Barna con uñas y dientes, tomando las calles constantemente para pelear esas luchas locales e internacio-nales que el gobierno se niega a afrontar. Porque la raíz del problema es la misma en todos los esce-narios, no sólo en la turistificación y gentrificación: un modelo económico neoliberal que sigue priorizando el beneficio económico de las élites a costa del bienestar colectivo. Un modus operandi que continúa reforzándose mediante políticas de guerra, especulación urbana y violación de derechos humanos. No obstante, frente a esta realidad adversa ha surgido un ar-te que no embellece, sino que desafía, denuncia y construye. Aquí, el activismo y la destreza se encuentran en un cruce ineludible, un punto donde lo estético se convierte en lo ético y lo político se ex-presa en colores, grafitos, paredes, manifestaciones, gritos, unidad, trazos y performances. Una plaza repleta de zapatos puede parecer algo insignificante para quien la mira de pasada. Pero cuando esos zapatos vacíos se colocan uno tras otro en la Plaça Sant Jaume para re-presentar a las víctimas de un genocidio, se transforman en una obra de arte viva, visceral, un grito visual contra la indiferencia de Catalunya y el Estado español ante la barbarie perpetrada por Israel (https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20240824/protesta-zapatos-gaza-sant-jaume-guerra-107326511).3Este acto no fue sólo un gesto simbólico, sino también una intervención artística que convirtió el espacio público en un escenario de memoria y denuncia. Cada par de zapatos, alineados con precisión, hablaban de las ausencias, de las vidas que fueron arrancadas
Mientras la marea de activistas bajaba, dejando tras de sí una estela de consignas y grafitos impregnados en las calles, la ciudad empezaba a respirar el eco de la resistencia (fig. 4). Desde las altas torres de los pisos de Airbnb que se encuentran en la zona, los oligarcas extranjeros que pagan cinco mil euros de renta al mes filmaron con terror, sorpresa y desencanto la movilización, sintiendo escalofríos en la espina dorsal. Por otra parte, a ras de suelo, el turista a pie se fue dispersando hacia la lejanía, sintiendo la invasión de su espacio y viviendo el destierro por un segundo. ¿Habrán entendido la metáfora? ¿Habrán sentido la des-esperanza? ¿Los habrán consumido la ansiedad y el miedo? Me gustaría creer que sí. Cada raya gruesa de tinta que perfilaba un “Tourist go home”,un “No somos un parque de atracciones” o una simple “A” de anarquía fue un acto de desobediencia social y visual que, aunque efímero, plasmaba un mensaje tan urgente como las voces resonantes (fig. 5).Aquella movilización fue una versión moderna de “L’Esperit del 36” (el espíritu del 36), la fuerza invisible que, en plena Revolución española, unió a las comunidades para transformar la ciudad en un espacio autogestionado.5 Evidenciando entonces, como ahora, que otro futuro, otra vida, otra Barcelona, sí son posibles. En tanto, la fauna urbana sigue levantando la voz y exigiendo una ciudad justa y habitable, las instituciones continúan permitiendo que los espacios públicos sean secuestrados por intereses privados. Esto se vivió en el reciente evento de Louis Vuitton en el Park Guell: un acto que, una vez más, evidenció la constante tensión entre quienes defienden el derecho a la ciudad y quienes simplemente buscan lucrar con su imagen. A pesar de ser un espacio público y protegido, el emblemático recinto se transformó en una vulgar pasarela para promocionar la Copa América (la competición de vela más importante), motivo por el que se cerraron grandes avenidas de la noche a la mañana, se prohibió la entrada al mítico parque y, nuevamente pero sin sorpresa, hubo un despliegue vulgar de las fuerzas del Estado.5 José Peirats, El anarquismo y la Guerra Civil española: el caso de Cataluña.250 COMUnidad CórdOBa WOlf · fUtUrO en JaqUeene – JUn 2025 nierika 27Aquella movilización fue una versión moderna de “L’Esperit del 36” (el espíritu del 36), la fuerza invisible que, en plena Revolución española, unió a las comunidades para transformar la ciudad en un espacio autogestionado. Evidenciando entonces, como ahora, que otro futuro, otra vida, otra Barcelona, sí son posibles
Las dos movilizaciones que se llevaron a cabo el 22 y 23 de ma-yo del presente año 2024 fueron violentamente reprimidas, a pesar de que los vecinos de los barrios de los alrededores sólo ejercían su derecho democrático a la protesta (fig. 6). La primera manifestación, en tono paródico, inundó las calles cercanas al parque, con vecinos organizando una “pasarela de la miseria” para criticar el despilfarro y la elitización de los barrios. Al día siguiente se llevó a cabo una protesta más seria, justo cuando comenzaba el exclusivo desfile.6Lo que ocurrió en ambas jornadas va más allá de la mera confrontación. Desde la ironía de una pasarela callejera improvisada hasta el ritmo de las cacerolas y tambores que resonaban como un pulso compartido, las calles se convirtieron en un espacio donde la crítica y la creatividad confluyeron como la única maniobra de defensa viable ante el constante abuso, el ahogo y la presión. Cada gesto de rechazo llevaba consigo una carga estética que subvertía la imagen de lujo y exclusividad que el evento pre-tendía vender. Los vecinos, armados con tambores y pancartas que denunciaban la invasión, bloquearon las inmediaciones; no obstante, y como era de esperarse, fueron brutalmente reprimidos por la policía (fig. 7): una renovada prueba de cómo cuando el poder se alinea con los intereses económicos deja de lado las necesidades y el bienestar de la comunidad. 7 El momento de mayor tensión se vivió cuando los autos de cristales opacos, ocupados por gente “finísima” y “carísima”, arriba-ron al parque para disfrutar de la Barcelona más gourmet y elitista. Fue en ese momento cuando la masa comunitaria se lanzó sobre los autos Mercedes negros que iban llegando uno tras otro. Bajo un solo grito se lanzaron objetos a los cristales blindados, llovieron golpes sobre los carruajes, en un acto de desencanto por su presencia en el barrio. Lógicamente, las fuerzas públicas del Estado se abalanzaron a proteger las carrozas de los famosísimos desconocidos.
6 Adrián Crespo, “El Park de Louis Vuitton i el Veïnat fora del Güell”.
7 LT, “Forcejeos y cacerolazo en un ‘piquete’ contra Louis Vuitton: ‘Parece que los vecinos somos terroristas’”. Lo que ocurrió en ambas jornadas va más allá de la mera confrontación. Desde la ironía de una pasarela callejera improvisada hasta el ritmo de las cacerolas y tambores que resonaban como un pulso compartido, las calles se convirtieron en un espacio donde la crítica y la creatividad confluyeron como la única maniobra de defensa viable ante el constante abuso, el ahogo y la presión










Una sarta de empujones y porrazos acarrearon no pocos he-ridos, incluso ancianos tumbados en el suelo. Una imagen triste,8y probablemente igual o más surrealista que el parque en cuestión, el cual, dicho sea de paso, sufrió grandes daños por parte de la mul-timillonaria francesa (fig. 8). En esos momentos, la brutalidad policiaca dejó una marca visible no solamente en los cuerpos sino también en el espíritu de la ciudad, generando una mezcla de dolor e indignación que se pro-pagó por cada esquina. A medida que la violencia se desplegaba sin piedad, lo que parecía un ataque implacable contra la ciudadanía no sólo la hería físicamente, sino que buscaba quebrar su moral.A pesar de esa embestida, en las entrañas de la ciudad no se apagó la resiliencia obstinada de quienes son reacios a ceder ante el miedo y la desesperanza: sólo se logró avivar la llama de una actitud fundamentadamente rebelde que se niega a rendirse y ceder su ciu-dad a los excesos de la burocracia, el capital y los intereses privados. Porque ya lo decía el líder independentista puertorriqueño Pedro Albizu Campos: “Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden”.9Hoy la historia se sigue escribiendo todos los días, y no es nuestra obligación pero sí nuestra responsabilidad lanzarnos uni-dos en pos de un mañana más justo para todos y todas, no sólo para unos cuantos.Ahora más que nunca, debemos retomar las calles con la convicción de que sólo mediante el arte incómodo, performances subversivos y un activismo razonado pero resuelto podremos con-frontar las fuerzas que amenazan con borrar la esencia misma de nuestras comunidades. Cada mural, cada acto de desobediencia civil y cada mani-festación es una chispa que alimenta el fuego de la resistencia ante una ciudad ocupada. Ahora bien, no se trata nada más de protestar gratuitamente, sino de crear, de reimaginar nuestro espacio público como un lienzo para el cambio, donde el arte y la acción directa de-safíen el statu quo para poder abrir camino hacia una Barcelona que pertenezca a todos. Es tiempo de que la ciudadanía tome el pincel, la lata de grafito y el megáfono, y de que, con ello, pinte el futuro que la mayoría anhelamos.
8 LT, “Forcejeos y cacerolazo”.
9 Pedro Albizu Campos, La palabra como delito: los discursos por los que condenaron a Pedro Albizu Campos, 1948-1950.

Bibliografía
Albizu Campos, Pedro. La palabra como delito: los discursos por los que condenaron a Pedro Albizu Campos, 1948-1950. San Juan de Puerto Rico: Editorial Cultural, 1993.
Orwell, George. Homenaje a Cataluña. Traducido por J. Andrade. Madrid: Editorial Debate, 2003 [1938].
Peirats, José. El anarquismo y la Guerra Civil espa-ñola: el caso de Cataluña. Madrid: Ediciones Madre Tierra, 1996.
recursos electrónicos
Crespo, Adrián. “El Park de Louis Vuitton i el Veïnat fora del Güell”. Directa, 24 de ma-yo, 2024. Disponible en https://directa.cat/el-park-de-louis-vuitton-i-el-veinat-fora-del-guell/.Editorial. “Manifestación ecologista, contra el turismo, y anticapitalista en Barcelona”. El Periódico, 8 de junio de 2024. Disponible en https://www.elperiodico.com/es/fotos/barcelona/manifestacion-ecologista-turis-mo-anticapitalista-barcelona-103530277.
Editorial. “Cientos de jóvenes se manifiestan en Barcelona contra el capitalismo y por un fu-turo más verde y más ‘digno’”. El Periódico, 8 de junio de 2024. Disponible en https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20240608/cientos-jovenes-manifiestan-barcelona-capita-lismo-103530538.
Editorial. “Llenan de zapatos la plaza de Sant Jaume de Barcelona por los palestinos muer-tos por la guerra en Gaza”. El Periódico, 24 de agosto de 2024. Disponible en https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20240824/protesta-zapatos-gaza-sant-jaume-gue-rra-107326511.LT. “Forcejeos y cacerolazo en un ‘piquete’ con-tra Louis Vuitton: ‘Parece que los vecinos somos terroristas’”. Perfil, 24 de mayo de 2024. Disponible en https://www.perfil.com/noticias/internacional/a31-forcejeos-y-cacero-lazo-en-un-piquete-contra-louis-vuitton-pa-rece-que-los-vecinos-somos-terroristas.phtml.Redacción. “Las acampadas por Palestina nos marcan el camino”.
El Salto, 10 de mayo de 2024. Disponible en https://www.elsaltodiario.com/palestina/acampadas-universitarias-palestina-barcelona.Redacción. “Miles de personas denuncian en Barcelona el genocidio en Palestina y piden medidas al gobierno”.
El Salto, 24 de agosto de 2024. Disponible en https://www. https://www.elsaltodiario.com/movimientos-sociales/rescop-manifestacion-denuncia-genocidio-is-rael-palestina.RTVE.es. / Agencias. “Un desfile de Louis Vuitton en el Park Güell pone a los vecinos en pie de guerra:
Los barrios no somos una pasarela’”. RTVE, 23 de mayo de 2024. Disponible en https://www.rtve.es/noticias/20240523/desfi-le-louis-vuitton-park-guell-protestas/2458430.shtml.

